lunes, 14 de octubre de 2013

ENSAYO POÉTICO A PARTIR DEL TEXTO "MANÍAS" DE RAFAEL SARAVIA



Hoy era lunes. Desde hace tres años recibimos a los alumnos y alumnas del instituto con un poema. Es un poema que ofrecemos como un regalo y es también un deseo, el deseo de acostumbrarlos a escuchar otro lenguaje más delicado y más humano que aquel que están acostumbrados a escuchar.
Pero ha sido en este curso cuando desde el Departamento de Lengua castellana y Literatura hemos decidido dar un paso más y hemos convertido la actividad de los lunes poéticos en una clase lírica y apoyándonos en ese texto les hacemos a los chicos distintas sugerencias de creación y recreación poética.
Hoy le tocaba el turno a Rafael Saravia, un poeta afincado en León cuyo texto ha sido recibido por las alumnas y alumnos con enorme curiosidad, un viaje desde la costumbre ("esas manías") que ha desembocado en alguna extraña región del deseo.
Así dice el texto:

MANÍA
Que el primer contacto sea la espera…
que se destroce el sobresalto
y se mantenga la intención del beso.
 
Todo lo que subyace del tacto
se arropa en tu mirada
y cae tu pelo como una manta del deseo sin estrenar.
 
Que la primera hora se mantenga en vilo,
que la plenitud se abrace a la segunda
y nuestros cuerpos se consuman en los destiempos.
(Rafael Saravia, Carta blanca. Calambur)
 
Después de su lectura y comentario en mi aula de Educación Compensatoria se han desarrollado dos propuestas de recreación poética.
En la primera hicimos un juego con antónimos de manera que las alumnas y alumnos reclamaban la urgencia del encuentro amoroso frente a la calma, la espera, la paciencia, que supone el deseo como escalón de ascenso hacia el amor. Pues tenían claro que el disfrute de la vivencia del deseo era el tema del poema de Rafael Saravia.
Así hemos ido encontrando palabras clave que nos conducían a través de una estructura perfecta, a la recreación de un texto de manera colectiva y... este ha sido el resultado:
 
OTRA MANÍA
Que el segundo contacto sea la urgencia...
que se destroce la calma
y se mantenga la intención más allá del beso.
 
Todo lo que surge de las caricias
se arropa en tu cintura
y caen tus lágrimas como la lluvia del deseo recién puesto.
 
Que la primera hora se disuelva,
que lo diminuto se abrace en la segunda
y nuestros cuerpos se consuman en el próximo minuto
(Alumnas y alumnos de 2º ESO A y B Ed. Compensatoria)
 
E inmediatamente después la urgencia de la vida, el despropósito del tiempo han dado paso a otras, otras manías, otras sorpresas, otros deseos. Esta vez hemos jugado sólo a cambiar nombres y así ha quedado:
 
 
 

MANÍA

Que el primer pensamiento sea la idea…
que se destroce el deseo
y se mantenga la ausencia de la alegría.
 

Todo lo que subyace del amor
se arropa en tu cuerpo
y cae tu velo como una balsa dentro de la bañera sin estrenar.
 

Que la primera mañana se mantenga en posición,
que la distancia se abrace a la segunda
y nuestros abrazos se consuman en los de nuestros antepasado.
(Tamara Marín, 1º ESO D)
 
MANÍA

Que el primer deseo sea la bondad…
que se destroce la maldad
y se mantenga la idea de lo tierno.
 

Todo lo que subyace de la honradez
se arropa en tu boca
y cae tu abrazo como una perla sin estrenar.
 

Que la primera unión se mantenga limpia,
que la negrura se abrace a la segunda
y nuestros corazones se consuman en los besos.
(Miriam Hernández, 1º ESO D)
 
MANÍA

Que el primer sentimiento sea la tristeza…
que se destroce el Amor
y se mantenga la amistad del tacto.
 

Todo lo que subyace en las caricias
se arropa en tus besos
y cae tu belleza como una sábana del cariño sin estrenar.
 

Que la primera hora se mantenga en la locura,
que los pensamientos se abracen a la segunda
y nuestras mascotas se consuman en los institutos.
(Iman Benaboud, 1º ESO C)

Siempre es divertido, diferente, gratificante jugar a buscar palabras en el interior de los pozos de otras almas.
Yo, como profesora, sólo puedo agradecer a la poesía y a los poetas la posibilidad de entregarme a sus redes y ofrecerlas a mis  chicas y chicos como un ovillo de sentimientos que me encanta verles desliar.


 
 
 

 

 

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